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La luz como elemento creativo y eficiente

La luz es un elemento esencial en arquitectura e interiorismo. La luz es lo opuesto a la oscuridad, al vacío, a la nada. Mediante la luz esculpimos volúmenes, creamos atmósferas, dividimos ambientes, conferimos personalidad a un espacio porque transmite sensaciones según el uso que hagamos de ella.

Resulta fascinante constatar cómo algo tan etéreo tiene tanto poder creativo. Sin duda, podríamos escribir un tratado entero sobre la luz, pero hoy hablaremos de conceptos cercanos que encontramos en el día a día de nuestra propia vivienda o negocio.

Luz natural y luz artificial

Como su propio nombre indica, la luz natural tiene su origen en la naturaleza, en el sol, y la disfrutamos a través de las ventanas, las claraboyas, las paredes y techos acristalados, y todo tipo de vanos abiertos en la estructura arquitectónica. Algunos de éstos están estudiados con tal cuidado que la entrada de la luz tiene resultados absolutamente artísticos y evocadores.

La luz artificial proviene del resto de fuentes y ofrece múltiples posibilidades creativas. Su uso en consonancia con la luz natural de la propia vivienda ofrece resultados eficientes tanto desde el punto de vista creativo como energético.

Imagínate tu hogar sin luz. La representación que surge es plana, sin contrastes, sin emociones. Como la mayoría de las viviendas disponen de focos de luz natural más o menos comunes, lo que va a aportar una diferenciación es el uso que vayamos a hacer de la iluminación artificial.

Esto es así porque, tal y como comentábamos anteriormente, la luz confiere personalidad al espacio. Con la gradación de la intensidad conseguimos ambientes más o menos íntimos. Si la dirigimos de forma puntual hacia un elemento decorativo, como un cuadro o una planta, lo resaltará aún más. Cuando enmarca un emplazamiento en concreto le imprime carácter a la vez que tiene una aplicación práctica como, por ejemplo, en un rincón de lectura.

Luz fría y cálida: la temperatura del color

En la iluminación de interiores es frecuente que hablemos sobre la temperatura de color. ¿Qué nos indica este término? Sin entrar en muchos tecnicismos podemos decir que la temperatura de color nos habla del tono de la iluminación: si ésta es muy alta obtendremos una luz más fría, y si es más baja conseguiremos luces más cálidas. Estos parámetros influyen en nosotros a nivel sensorial y emocional. No es algo que nos resulte indiferente en absoluto.

Las luces cálidas que tienden hacia las gamas cromáticas rojizas y anaranjadas nos transmiten sensaciones distintas a las luces frías en las que predominan los tonos azules.

¿Dónde sientes más recogimiento e intimidad? ¿En el reservado de un restaurante bajo una luz cálida o en un centro comercial con iluminaciones intensas y frías?

En nuestros hogares sucede lo mismo, la luz juega un papel esencial, y por ello es tan importante seleccionar de forma adecuada el tipo de iluminación que predominará en una estancia. Si no tenemos esto en cuenta y actuamos de forma arbitraria, podemos conseguir inconscientemente un resultado que no buscamos y que afectará negativamente tanto a la belleza de la vivienda como a nuestro propio estado de ánimo y comodidad.

La luz es vida, y es la clave para marcar la diferencia entre una zona sin personalidad o un espacio con carácter.

¿Quién no querría potenciar la comodidad de su hogar para sentirse “como en casa”? ¿Cómo despertar sensaciones en tu cliente a través de la iluminación?

En Bitarte realizamos proyectos de iluminación creativa y eficiente para tu vivienda o negocio de forma personalizada. Nuestro objetivo es optimizar los puntos de luz natural, establecer los de luz artificial que son más eficientes y crear el ambiente idóneo para cada estancia.

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